Crear una vida en la que no necesitas vacaciones: ¿crees que es posible?

La canción de Landon McNamara «Time to waste» dice así en una de sus estrofas «paso cada lunes como si fuese fin de semana».
Esto es algo que siempre me he preguntado:
¿Cómo es posible que nos la pasemos esperando que llegue el finde, el día festivo, el puente o las vacaciones?
¿Esa es la parte «guay» de la vida?
Y con el resto… ¿qué pasa? ¿Está ahí de relleno?

El domingo por la tarde era desde que yo era bien pequeña, mi rato menos favorito de la semana, para mí simplemente, se acababa «lo bueno» -la libertad de hacer lo que me apeteciese- y se empezaba a anticipar «lo tedioso». 

De peque, lo tedioso para mí, era la obligación de levantarme temprano para ir al cole, de más mayorcita era la autoexigencia de sacar buenas notas en los exámenes, de más mayor era mi sentido de excesiva responsabilidad en el trabajo y así sucesivamente. 

Pasaban los días, las semanas y los años cual día de la marmota, en una curva que se dibujaba repetidamente, entre el bajón del domingo y el subidón del viernes.

Estaba, yo sentía, en una rueda de hamster. 

Allá por 2015 leí una de esas frases inspiradoras que decía «créate una vida de la cual no necesites vacaciones» y pensé «guau, y… ¿eso es posible?».



Hoy casi 9 años más tarde de vislumbrar aquel atisbo de libertad personal, puedo decir que esa es la forma en la que he aprendido a vivir

No fue un puente que crucé de un día al otro. 

Ha sido un proceso de muchos años trabajando en mi misma y conmigo misma, porque lo tedioso no es el domingo o el lunes o los días de relleno en adición a los «días guays», lo tedioso es vivir una vida que no es la vida que has venido a vivir

En todos estos años no perdí de vista mi objetivo, deseaba desde lo más profundo de mi ser, vivir una vida en la que no necesitase vacaciones; en la que pudiese elegir irme de vacaciones sí, pero en la que la tarde del domingo me motivase tanto como lo hace la del viernes y en la que el lunes sea tan emocionante como lo pueda ser el sábado. 

Entendí el sentido que yo le daba a la «obligación», a la «autoexigencia», a la «responsabilidad» y a la «libertad». 

Entendí que podía dejar de correr en la rueda del hamster. Y un día me bajé de ella.
Salí de ella, pero mis piernas continuaron corriendo por la inercia y entonces entendí que podía también dejar de correr en piloto automático.
Dejé pues de correr, pero mis piernas continuaron caminando, sin rumbo definido, con la inercia del movimiento. 

Entonces un día comprendí, -que no, entendí-, que si realmente quería vivir la vida que yo había venido a vivir, debía parar la inercia del movimiento, parar completamente y lanzarme al vacío de la quietud y el silencio, para que la vida y su coherencia pudiesen así expresarse a través de mi.

Comprendí que lo único que yo debía hacer era parar, soltar, confiar, estar preparada, abierta y dispuesta

Y así la vida hizo lo que ella mejor sabe hacer, crear vida y organizar desde y hacia la coherencia.

Mi vida es a veces emocionante, a veces caótica, a veces bonita, a veces triste, a veces linda, a veces rutinaria, a veces siento que tiene mucho sentido, a veces no puedo entender su sentido, pero siempre se en el fondo de mi corazón que lo que está ocurriendo tiene su sentido y que lo comprenderé en su divino momento.

Mi vida es de todo lo que al divino devenir de la existencia le apetece hacer de ella y yo me rindo con confianza ante ella, sabiendo que todo es perfecto tal y como es, tal y cuando es.

Cuando das el espacio para que la vida se exprese a través de ti, hermosas sincronías, sorpresas y regalos que ni tan siquiera te hubieses podido imaginar, comienzan a emerger.

La vida no tiene días guays y días de relleno, la vida es un regalo divino, un espacio tiempo del que se nos hace entrega para aprender a caminar en el camino del corazón, no sólo fines de semana y vacaciones, sino 7 días por semana, 24 horas al día.

Vivir la vida que has venido a vivir es vivir tu vida en coherencia con tu alma y con tu corazón.
Y una vez empiezas a hacerlo, te aseguro que las vacaciones dejan de ser una necesidad, y empiezan a ser uno más de los espacios bonitos que se dan de forma regular en tu realidad.

Si te apetece practicar más silencio y quietud en tu día a día para poder conectar más íntimamente con la vida y toda su coherencia, contacta conmigo para empezar a formar parte del grupo de meditación y yoga online «en silencio nos encontramos».

Estoy a tu disposición para compartir y comentar lo que sientas.

Un beso,

Charo

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